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En el siglo XX ya no miramos un programa en particular, sino que saltamos aceleradamente de un canal a otro, absorbiendo un flujo continuo de noticias, programas de juegos, comedia, obras dramáticas, filmes, anuncios publicitarios y avances de otros programas.

Televisión: tecnología y forma cultural fue publicado por primera vez en 1974, mucho antes del nacimiento de la televisión por cable, los reality shows y los programas dedicados a descubrir efímeras celebridades. Sin embargo, el análisis de Williams hace de la historia de la televisión, de sus instituciones, programas y prácticas, de sus perspectivas futuras, continua siendo asombrosamente válido.

Si la televisión es parte de la urdimbre cotidiana de nuestras vidas coma Williams rescata nuestro poder para -en tanto espectadores- desbaratar, desviar e interceptar lo que, de otro modo, sería la fría lógica de la historia y la tecnología. Así, resiste el determinismo de la máxima de Marshall McLuhan, según la cual "el medio es el mensaje". En este contexto, ¿que nos queda por hacer o por decir? Las nuevas tecnologías nos ofrecen novedosas oportunidades de expresión individual y política que por momentos se escapan al control de las corporaciones transnacionales o al poder de los magnates de los medios. El desafío es desarrollar las estrategias que nos permitan aprovecharlas.

Televisión, tecnología y forma cultural - Raymond Williams

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En el siglo XX ya no miramos un programa en particular, sino que saltamos aceleradamente de un canal a otro, absorbiendo un flujo continuo de noticias, programas de juegos, comedia, obras dramáticas, filmes, anuncios publicitarios y avances de otros programas.

Televisión: tecnología y forma cultural fue publicado por primera vez en 1974, mucho antes del nacimiento de la televisión por cable, los reality shows y los programas dedicados a descubrir efímeras celebridades. Sin embargo, el análisis de Williams hace de la historia de la televisión, de sus instituciones, programas y prácticas, de sus perspectivas futuras, continua siendo asombrosamente válido.

Si la televisión es parte de la urdimbre cotidiana de nuestras vidas coma Williams rescata nuestro poder para -en tanto espectadores- desbaratar, desviar e interceptar lo que, de otro modo, sería la fría lógica de la historia y la tecnología. Así, resiste el determinismo de la máxima de Marshall McLuhan, según la cual "el medio es el mensaje". En este contexto, ¿que nos queda por hacer o por decir? Las nuevas tecnologías nos ofrecen novedosas oportunidades de expresión individual y política que por momentos se escapan al control de las corporaciones transnacionales o al poder de los magnates de los medios. El desafío es desarrollar las estrategias que nos permitan aprovecharlas.

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